Raúl

Raúl ni siquiera sospecha que puedo llegar a escribir sobre él. Mucho menos que puedo tipear acerca de nuestra relación. Pero acá estoy, decidida a contarlo todo.
Raúl es simpático, seguro de sí mismo y amable. Tardó uno o dos meses en decirme "Maru", pero prefiere llamarme "Mariana".
Raúl es el señor del carrito. Nos conocimos en enero cuando nos mudamos de despacho y nos vinimos al 4to piso. Raúl es el más popular del sector. Y también el más requerido. Es el dios de la sed, del hambre, de los antojos, de los ataques de dieta y de la palabra exacta en los momentos de tormenta.
"Toc, toc... algo del carrito?", se asoma a mi despacho entre 7 y 10 veces por día". "No, gracias Raúl", "Si, una coca light, Raúl"...
Cuando voy por el pasillo, Ráúl me dice "qué linda que estás hoy", y yo le sonrío, un poco pícara. Raúl siempre me dice que estoy linda aún cuando estoy en esos días en que no necesito que me sostengan el autoestima.
"Qué pasa que hoy no sonreís?", me preguntó el jueves pasado. Y yo le conté que estaba cansada y con bastante trabajo. El me dijo que brillaba si reía y que no tenía que dejar que el trabajo apague mi luz. Me robó una sonrisa y me vendió un cortado.
Raúl tiene un carrito mágico, de esos de cuentos con princesas, sapos y príncipes desteñidos: golosinas, galletitas, bebibas, algunos sandwiches y café. Todos los días alrededor de las 5, cuando Raúl entra y dice "toc,toc, algo del carrito?" yo le disparo"Un cortado Raúl" y como sabe que soy algo vaga, me lo prepara y me lo trae hasta el escritorio. Si estoy afuera lo hace y me dice "me lo pagás después, Mariana". Total él si sabe donde encontrarme.
Raúl se banca que le tire el mismo chiste todos los días desde hace 3 meses: "Raúl, te voy a mandar al INDEC, me estás robando". Raúl se sigue poniendo colorado como la primera vez que le hice el comentario.
Para las pascuas Raúl trajo huevitos "Los hace mi mujer. Valen 8 pesos. Los mismos en Florida están como a 20", se jactaba. Y a las dos semanas apareció con bolsitas con nueces, garrapiñadas y otras cositas así "para picar", como dice él. "Estas las hace la recepcionista de la casa. Y yo se las vendo de onda".
Hoy Raúl entró y dijo "toc, toc..algo del carrito?"... "No, gracias Raúl", le dije mientras practicaba mi mejor sonrisa. "Te gusta la palta?", preguntó. "Claro, me fascina", le dije. "Tomá estas dos, mañana te traigo más, Mariana". "Pero cuánto te debo?". "Nada, tengo dos árboles en casa... de buena onda".
Así estoy, esperando a Raúl para el cortado de las 17 y con dos paltas sobre el escritorio.
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Pd. El otro día Barbi se enojó porque le pedí a Raúl un poquito de leche, edulcorante y hasta el vaso para hacerme el cortado. (café tenía). Dice que soy una rata... pero a Raúl nada de lo que yo haga le molesta. Nosotros nos queremos así.